
Mal comienzo de Sergio Berni como responsable de la Seguridad en la Provincia de Buenos Aires, por inoperante o desconocimiento de la problemática que atraviesan sus pobladores y la que deben afrontar los Intendentes Municipales.
Sin Plan de Seguridad, con datos que no muestran toda la realidad, poque la esconde la propia policía de la provincia, con una mala aplicación de partidas presupuestarias, deja sin protección a casi todas las localidades bonaerenses al no enviar patrulleros nuevos, ni personal policial y no dictar una reglamentación adecuada para el uso responsable de los móviles, dado que no basta obligar a tener registro de conductor “profesional” cuando no se lo es y se pasan exámenes psicofisicos por acomodo o “arreglos de partes”.
Tampoco basta hacer jurar con un “viva la Patria” a futuros oficiales y suboficiales de policía, cuando ni siquiera les proveen la vestimenta de fajina y uniformes que les permita pasar los seis meses o un año de instrucción recibirse. Cada uno de ellos tuvo que gastarse unos $ 15.000 entre estudios médicos obligatorios y prendas de uniforme para poder ingresar, que debería pagarlos el Estado Provincial.
Nada queda allí, cuando se reciben, cobran una beca y después un sueldo de miseria que los obliga a hacer horas adicionales en banco o comercios (otro negocio que da sus frutos para terceros), sin que les provean los elementos necesarios para su tarea diaria.
La licitación, ya efectuada implica un gasto de varios millones de pesos en “garitas que se elevan”, claramente innecasarias ante otras prioridades, por lo que se presumiría que debe esconder un negociado que nadie investiga y que no sale en los diarios de la Ciudad de La Plata.
Este tipo de garitas que remontan al año 1.900, claro que modernizadas con una cámara, cuando las cámaras como tiene la Policía Federal Argentina, deberían colocarse en los patrulleros junto a un GPS que monitoree la actividad y movimientos de los efectivos policiales, para que no lo usen para irse a la casa y fundamentalmente para que no queden en penunbras casos como el de Francisco, encontrado muerto cerca de una tosquera, en medio de un charco de agua y barro.
Más allá de eso, las garitas elevadas no sirven más que para arriesgar la vida del personal policial que las deba ocupar, al estar expuestas al tránsito vehícular, no será la primera vez que se choca una o que queda atascada, como sucedió en Vila Gesell.
La Seguridad en la Provincia de Buenos Aires es un negocio para muchos que no les importa la Inseguridad Ciudadana, ni la comprenden aunque hablan de ella, sin conocer como diseñar un plan de seguridad que mire el largo plazo, pueda ser evaluado y actualizado de acuerdo al cambio social y a diferentes modalidades del accionar delictivo.
Mientras los funcionarios crean que con una garita elevada combaten la delincuencia, estamos todos los ciudadanos en el horno.