Desde que uno tenga memoria, la corrupción mediante la denominada “coima” ha tenido prevalencia en todos los ámbitos (judicial, político, empresarial, policial, sociedad civil), claro que las escalas de las coimas variaban según quién las pedía u ofrecía, el cargo prevalente del funcionario público o el político y la importancia de las empresas.
Con el fortalecimiento de los sindicatos -gracias a que Perón los utilizaba- la corrupción en sus dirigentes se comenzó a hacer moneda corriente, bajo la presunta defensa del trabajador se paralizaba una empresa o se iba a una huelga para quebrarla, la novedad en la actualidad es que ahora directamente la bloquean impidiéndole producir, se trata de una extorsión que algunos videntes encuadran en la “búsqueda de nuevos derechos”, cuando en realidad es un delito sobre el que ningún fiscal ni juez actúa. Un delito que no contempla la voluntad del trabajador/ empleado ni las perdidas que se generan al país y a la localidad donde la empresa esta inserta.
Pero el sindicalismo, con dirigentes multimillonarios e incluso ubicados en cargos políticos, es solo una rama del árbol, la otra son los políticos y funcionarios públicos, están los que coimean a sus propios empleados, sacándoles parte del sueldo y muchas veces todo, porque solo los hacen figurar y no trabajan, obrando con total impunidad. Ejemplo reciente: una diputada y un diputado denunciados, a los que no se los va a procesar porque sus compañeros políticos no los van a echar de las bancas.
En esta línea de corrupción, hay Senadores, Concejales y funcionarios públicos que hacen exactamente lo mismo, unos sacan tajada de cada obra pública que se ejecuta, otros como Pérsico y Grabois de los Planes Argentina Trabaja, y los menos en los Municipios de los planes cooperativos, aunque se cobren por el titular con tarjeta, la modalidad es la misma “o deposita en efectivo lo que le piden” o se queda sin trabajo.
Este sistema se expandió y estructuró en todos los niveles del Estado, es decir Nacional, Provincial y Municipal, desde el advenimiento de Néstor Kirchner a la presidencia de la Nación, que ya tenía experiencia como Intendente y Gobernador, se quedo con tantos millones de dólares a traves de terceros, que hoy día ni su viuda ni sus hijos pueden justificar su patrimonio, claro que otro corrupto como el Juez Norberto Oyarbide, les cerro la causa judicial sin investigarlos, pero no son inocentes, son delincuentes que siguen tratando de sacarle lo máximo posible al Estado y allí el ejemplo son las pensiones que Cristina Fernández sigue reclamando, sin que se le caiga la cara de vergüenza.
La otra clase coimera es la empresaria, hay muchos en el ámbito naviero y en la construcción como en casi todos los rubros, ninguna empresa puede avanzar en este país si no ofrece coimas o no cede a las que les pidan. Un caso de crecimiento patrimonial es el del padre de Mauricio Macri, con SOCMA; el Correo Argentino y otras empresas, la coima fue la que posibilitó que se le abran las Licitaciones y se las facilito más a Mauricio Macri cuando llego desde Boca juniors a ser el Jefe de Gobierno de la CABA y después el Presidente de la Nación Argentina, hoy se puede reir en la cara de todos los argentinos, al igual que toda la casta política y judicial. Se amagan entre ellos pero no se tocan, saben que si cae uno, caen todos y aunque no lo crean hay pactos que no se rompen.
Miles de millones de pesos y dólares que tendrían que ir a la obra pública, al crecimiento y desarrollo de la Nación Argentina y de su potencial humano y científico, se van a los bolsillos de toda esta gente, mientras a su alrededor la pobreza ya pasa el 55% de la población argentina, dónde en un país con riquezas de todo tipo, hay indigencia, hambre y falta de trabajo, pero lo peor es que se sale a pedir prestado al mundo, cuando si se hiciese lo que corresponde, estaríamos produciendo y exportando el doble, generando los dólares para pagar lo adeudado e ir disminuyendo la pobreza con trabajo, no planes sociales.
Lo único que se sabe hacer es cerrar la economía y agrandar los tres niveles antes mencionados del Estado, aumentado el gasto público en lugar de bajarlo y consecuentemente imponen exacciones impositivas de todo tipo, conspirándose desde el mismo Estado de forma tal que las empresas productiva ya no invierten y se cubren especulativamente, otras se funden o se van del país buscando mejores condiciones de trabajo y seguridad jurídica.
Desde 1955 a la fecha, seguimos sin aprehender nada y asi pasamos a ser de un país rico agro-exportador, proveedor del mundo exterior y de nuestra población interior, a ser el último orejón del tarro.