La visión y escucha de las posturas de los Diputados opositores y los llamados “dialoguistas” pasados directamente por el Canal de TV de Diputados, nos da cuenta que el denominado “debate” no tiene existencia alguna, en cuanto cada uno de los oradores fija su postura personal como para quedar registrado en las agendas taquigráficas del Congreso Nacional.
A su vez, más allá de no debatirse ningún artículo de la denominada “Ley Omnibus”, tendieron a generar enfrentamientos entre ellos, dedicándose especialmente la izquierda en general y los diputados que responden al Kirchnerismo, a presentar cuestiones de privilegio y a salir a la calle como si ellos comandaran a la Fuerzas de Seguridad y Policiales que permitían que ellos pudiesen sesionar, aguantando insultos, empujones, escupitajos, botellazos, pedradas y provocaciones que finalmente los obligaron a reprimir para hacer cumplir el Protocolo de Seguridad y poner en el mismo nivel el Derecho a la Protesta con el Derecho a la Libertad de Tránsito.
No hubo “represión brutal alguna” como indican algunos medios, que ni siquiera parecen saber de que se trata y que se metían en medio de los dos grupos, por lo cual no pueden quejarse de haber sufrido los efectos del gas pimienta o de alguna rafaga de agua del camión hidrante.
Bajar los diputados K y juntarse con la izquierda que promueve los disturbios, en una loca persecución de su llamada “revolución del proletariado”, es quererse mostrar como defensores del pueblo, cuando los mismos personajes han hecho que los Grabois y los Persico, se hayan presentado con un grupo pequeño de gente que los sigue.
La izquierda busca un muerto, pero sus dirigentes, salvo Belliboni, los Del Caño, Bregman, Pitrolla, Yasky, incluso Stolbizer , que llega a los cargos como una oportunista, no se ponen al frente de la multitud ni reciben los gases, solo hablan, asignándose una representación popular que no tienen, al votarlos menos del 3% del electorado, aún menos representan a los trabajadores, solo buscaban cortar el “debate” porque ello implicaba tener que reunir el quórum de nuevo, en tanto los K llegaron con la misma intención y la de agredir, como lo hizo el Diputado Eduardo Toniolli, que se jactaba en su cuestión de privilegio de “haberle bajado un diente a un policía”, cuestión que debe repudiarse y a la vez iniciarle una causa penal y un juicio civil. La democracia no debe admitir matones de poca monta como este.
Los diputados K son casi todos “hijos de…”, llegaron a las bancas por apellido y no por mérito propio por eso siguen respondiendo a Cristina Fernández que a pesar de mantener silencio, teje su telaraña maléfica sobre todo el sistema democrático, pero no es solo ella, hay conspiradores trabajando en los tres niveles de gobierno, buscando empujar a la gente que sufre todavía las consecuencias económicas y de la inflación que ellos mismos provocaron, a manifestarse masivamente contra el gobierno nacional, sin embargo, paralelamente estas mismas personas que son Intendentes y funcionarios públicos los están ahogando con mayores impuestos y tasas, importandoles solo recaudar como lo hace el Intendente Montenegro en Mar del Plata que no conformes con subir las tasas municipales y el estacionamiento medido a mas del doble, ahora implementa un impuesto municipal a las naftas que expenden las estaciones de servicio de su jurisdicción, de bajar un impuesto o una tasa nadie habla, cada uno piensa en su propia caja.
Es la Argentina que tenemos y que se intenta cambiar aunque muchos se resistan, todo cambio implica un quiebre y un nuevo comienzo que esta vez toca no solo al contribuyente, sino también a todas las “cajas” políticas, sindicales y piqueteras, solo hay que dar tiempo al nuevo gobierno y no ser conspirador o golpista, caso contrario no solo peligra el sistema democrático, sino el futuro inmediato de otras generaciones.