Si había incertidumbre entre los ahorristas de clase media, media baja y jubilados que pudieron ahorrar en pesos o dólares y que ante lo que pudiese pasar a partir del lunes 28 de octubre, habían comenzado a sacar sus dólares de los bancos y a pasar sus plazos fijos o ahorros a dólares para cubrirse, la frase de Alberto Fernández que intentaba calmarlos y darles seguridad, tuvo el efecto inmediatamente inverso.
A veces es mejor callar que hablar sin pensar que el discurso político tiene respuestas no deseadas por el emisor y éste es un caso de ejemplo.
Los ahorristas recordaron en forma inmediata como todos los gobiernos, principalmente Peronistas y uno pseudo radical, los esquilmaron con frases “un peso igual a un dólar” (nunca lo fue, “vamos a devolver dólares” y les pesificaron sus ahorros agregándoles devaluación del peso; les impusieron el corralito de De La Rúa y después el corralón de Macri y los siguió Néstor y Cristina, impidiéndoles poder ejercer sus derechos de ahorristas, cargandolo por comprar unos pocos dólares.
Funciono la memoría colectiva y el Viernes pasado, los banos estaban llenos de gentes retirando ahorros y las casas de cambio como el mercado del blue vendiendo a más no poder, la corrida no tan importante llevo el dólar oficial a $ 64,50, al Blue $ 75 y al Contado con Liquidez a $ 81, pero nada termina allí.
Hoy sábado en las “cuevas del Blue” se sigue operando, se compra a $ 71/72, según cantidades de venta y se vende a $ 76, avisando que el lunes 28, el billete verde seguirá cotizando en alza y si se decreta feriado cambiario, la situación será aún peor.
Lo malo es que el precio del dólar blue se comienza a trasladar a precios, que ya resultan inalcanzables ante la importante devaluación que sufre el peso argentino y lo peor es que muchos alimentos ya son inalcanzables para una clase social empobrecida cada vez más, sin que la clase política logre ponerse de acuerdo para frenar una escalada que aumenta la cantidad de pobres e indigentes en todo el país y que ineludiblemente nos puede llevar al conflicto social y a la ingobernabilidad del sistema, pudiendo sonar la frase nuevamente de “que se vayan todos” y para que eso no pase esta vez el “sacrificio” deben hacerlos los políticos reduciendo -como ejemplo sus gastos en asesores y parando sus aumentos de dietas que paga todo el pueblo Argentino.