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El fallo de la corte sobre una medida cautelar presentada por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, fué unánime, salvo que con diversas fundamentaciones. En base a ello el gobierno nacional debe reintegrarle a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires casi 200.000 millones de pesos que no estan actualizados, porque no se debatió aún la cuestión federal de fondo.
En lugar de dar cumplimiento al fallo, Alberto Fernández, demuestra que va a ignorar el mismo y llama en su apoyo a varios gobernadores que tienen a sus pobladores sometidos y enclaustrados en una pobreza de la cual no pueden salir, mientras ellos se siguen enriqueciendo con el dinero de la coparticipación federal.
Milton Capitanich, contador público llama a desconocer el fallo, según el artículo 99 de la Constitución Nacional e iniciarle de inmediato juicio político a la corte, en línea con el pensamiento extremo Kirchnerista, sin conocer que por un lado ese artículo no habilita más que las funciones legales que puede ejercer el Presidente de la Nación y por otro lado genera la sensación pública de que la Corte favorece a la “opulencia porteña” generando rencor de otros sectores hacia su población – a sabiendas que no pueden iniciar ningún juicio político por no tener el número- pero si lo tuviesen ya habrían dado el mismo golpe que dió Maduro en Venezuela, poniendo una Corte favorable a ellos, a sus funcionarios y familiares corruptos y a la impunidad que les permite variar los sistemas eleccionarios para mantenerse en el poder y seguir robando.
Desde Capitanich a Alberto Fernandez y los que se opongan a cumplir el fallo de la Corte, estarían violando el Artículo 36 de la Constitución Nacional y son pasibles de iniciarle no solo la denuncia penal correspondiente por desacato, sino el juicio político, sin beneficio de ser indultados, a su vez se habilita a la ciudadanía en general a alzarse legalmente contra quienes promuevan un golpe institucional y el no cumplimiento de las leyes o fallos que surjan de su aplicación.
Parece que sin medir consecuencias, aún para ellos, buscan que “la sangre llegue al río”, Fernández, un mal abogado, cree que asi salvará la economía que se le cae a pedazos, sin darse cuenta los gobernadores que lo apoyan que el fallo defiende el Federalismo y la no quita de fondos a ninguna provincia sin acuerdos previos, hacerlo es abuso de poder, es como generar el hurto de fondos públicos.
Como emiten para cualquier cosa, pueden emitir el 0,6% más y cumplir el fallo, otra cosa es querer pasar por encima a la Justicia y jugar con fuego, haciendo peligrar seriamente el sistema democrático y buscando generar un sistema anarquíco, donde cada uno vuelve a la prehistoria y hace lo que quiere, ignorando las leyes y por el ende el “pacto social”, llevandonos a “un todo contra todos”.
El discurso para la tribuna y la “gilada” que no entiende de que se trata ya esta realizado, vuelven a demonizar a los ciudadanos de CABA que tiene jerarquía de Provincia desde la reforma Constitucional de 1994 y como Gildo Insfran, el corrupto mayor del país, junto a algunos otros gobernadores que sostienen equivocadamente que el porteño no sabe plantar una lechuga, se equivocan en dos cuestiones: una la CABA concentra la mayor actividad económica -empresarial de toda la Argentina y por ellos recauda y genera recursos al Estado Nacional y el “porteño” sabe más que plantar una lechuga, al ser en su mayoría hijos o nietos de inmigrantes, en tanto tambien desconocen el concepto utilizado peyorativamente, que es aplicable a todo áquel que se radique en ciudad cercana al río.
La Corte tiene herramientas jurídicas que puede aplicar y ojalá no le tiemble la mano, ante el incumplimiento del fallo y realice las denuncias correspondientes.
También debe accionar en el mismo sentido toda la oposición política, mostrando de una vez por todas unidad, para terminar con acciones propias de subversivos y pseudos revolucionarios que ya una vez fueron contra las Instituciones provocando asesinatos de cientos de víctimas inocentes, que aún esperan Justicia, mientras tanto se intenta indemnizar nuevamente a los mismos asesinos, muchos de los cuales se encuentran en el final de sus vidas, gozando de plena libertad.
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