El feminismo moderado y la inclusión, son cuestiones que ya están inmersas en una carrera que busca generar igualdad de derechos e inclusión social. Nuestro idioma Español tiene todas las características como para que ello sea una realidad y determina claramente inclusiones, femeninos y masculinos, como tambien palabras asexualizadas.
Imponer por Decreto un lenguaje “que se dice inclusivo”, solo lleva a una desfiguración confusa del mismo, que pretende ser obligatoria en los documentos públicos estatales, es parte de la barbarie, de un autoritarismo sin limites que busca imponer desde el poder del Estado, una sin razón fundada en la falsación ideológica y de valores.
Esta deformación del lenguaje natural, lo llevan adelante algunas Universidades Nacionales, utilizadas como aparatos ideológicos del Estado a sabiendas que la inclusión no tiene que ver con feminismo -machismo o patriarcado, sino con una corriente ideológica destructiva del idioma en marcha.
Argentina es el único país del mundo que da cuenta de sus atrasos, es el único país donde sus funcionarios se ocupan de tergiversar y destruir, en lugar de construir, dónde muchos creen que las palabras arreglan todo y sin embargo abren cada dia mas las grietas que nos separan, ahora por medio de nuestro idioma.
Tenemos los funcionarios que nos merecemos y vamos hacia un “no lugar” en el mundo, por falta de confiabilidad y seriedad en el desempeño de la función pública, hay otras cuestiones más importantes a resolver que imponer un “lenguaje inclusivo”.