En Italia, paralelamente al aumento de los fallecidos que han llegado en un día a pasar los 950, en el norte de ese país, se ha calculado una caída del Producto Bruto Interno del 3,5%, casi lo mismo sucede en España, donde también va en aumento el número de fallecidos y contagiados, estando los hospitales y el sistema sanitario colapsado.
Inglaterra, Alemania y Estados Unidos, son los países económicamente más fuertes que pueden aguantar una menor caída del PBI que se vería afectado a partir de determinarse el período de cuarentena, lo cual se hizo en Inglaterra y estados Unidos en forma tardía y con total desprecio de la vida humana por parte de gobernantes que debían proteger a la sociedad.
En Brasil, la ceguera de Jair Bolsonaro compite con la visión de los gobernadores y la Justicia que ya le ordenó no intervenir con medidas que rompan las cuarentenas dictadas por los gobernadores provinciales. Bolsonaro como los mandatarios de Inglaterra y Estados Unidos priorizaron el factor económico y hoy día algunos de ellos sufren las consecuencias, aunque la peor parte se la lleva una población que fue desprotegida desde el primer momento.
La República Argentina, actuó a través de su Presidente casi de inmediato tomando medidas para proteger la salud de su población y ello generó la paralización de la mayor parte de la actividad productiva del país, que ya venía golpeado económicamente, por los errores del gobierno de Mauricio Macri y la toma de una gran deuda externa, que llevo a un largo periodo recesivo.
En estas circunstancias el gobierno nacional, se encuentra emitiendo moneda para poder afrontar el pago de subsidios y compras necesarias para combatir el Virus del COVID-19, estimándose por varios economistas que el decrecimiento del PBI oscilará entre el 3,2% y el 3,6%, a ello se debe sumar la perdida de puestos laborales, una devaluación del peso argentino, en relación a la cotización del dólar marginal y la menor producción industrial y agrícola-ganadera, lo que se vera recién en el transcurso del año 2021, con un aumento de la inflación y una recesión que se mantendrá en el tiempo.