
Guste o no, hay que ver más allá y sin hipocresías lo que dejo Diego A. Maradona a un deporte como el fútbol, pasión de multitudes pero también gran negocio para quienes lo regentean y para los “barras bravas” que aprovechan para generar desordenes de todo tipo, coimear en las calles con los estacionamientos y utilizar la violencia para conseguir sus fines, consumir, introducir y hacer pingues negocios con estupefacientes y matarse entre ellos por ocupar territorios o lugares de privilegio en alguna tribuna.
Maradona (QUEPD) ha sido desde niño una gran figura deportiva que se enriqueció con este deporte y que posibilitó grandes negocios a terceros, sin dejar de lado su utilización política por parte de variados funcionarios de estado, no solo Argentinos, sino Cubanos y Venezolanos, como Italianos, tal es así que una calle de Nápoles lleva su nombre.
En su despedida como un ídolo deportivo, en plaza de mayo se sitúo entre la gente que quería despedirlo un grupo de descerebrados: barras bravas, ebrios, violentos (no me refiero a gente con planes sociales o choripaneros, como mal interpreto una persona que estimo) y desocupados permanentes o si se quiere ocupados en otra cosa.
Estas personas, en una multitud donde se integraron y despersonalizaron, treparon las vallas, las pasaron por arriba e ingresaron en forma simultanea a la Casa Rosada, tirando petardos y gas pimienta, invadiendo gran parte de la misma y superando a la Policía Federal que estaba en el lugar, haciendo peligrar al propio Presidente de la nación y a sus ministros que buscaron refugio, junto a la familia de Maradona, en una dependencia interna custodiada por la guardia militar que por suerte no actúo.
Un operativo mal preparado por la Ministra de Seguridad Nacional Sabrina Frederich, responsable de todo el operativo de custodia y control, que posteriormente intenta lavarse las manos cuando la policía de la Ciudad se ve obligada a reprimir los ataques a piedrazos que sufría y que le causaron once agentes heridos y varios móviles rotos.
El incremento de la violencia aumenta cuando la Sra. Cristina Fernández pide cerrar las puertas a la gente para ingresar ella al velatorio.
El uso político del cuerpo, terminó cuando su familia consciente de lo que iba a suceder, dio por terminado el velatorio a las 15.30 hs., sin embargo los desmanes en la Avenida de Mayo, Plaza de Mayo y 9 de Julio, terminaron mucho más tarde.
Los políticos que dieron un mensaje erróneo y el accionar de un grupo de violentos termino con un fraude a miles de personas que ordenadamente querían despedir a su ídolo. Otros mas conscientes, en lugar de pugnar por un espacio en la Casa Rosada, esperaron el paso del cortejo sobre las autopistas, allí no hubo violencias ni heridos, esta volvió a generarse cerca del cementerio privado donde nuevamente un grupo de exaltados tuvo que ser reprimido para poder controlarlos.
Maradona sin duda fue un ídolo futbolístico, con sus fallas como persona humana que han dejado afectados a otros, que aún esperan que la Justicia los reconozca. Sus debilidades y adicciones, posiblemente lo llevaron a una muerte prematura, pero previsible por su corazón ya agrandado que no soporto más, lo cierto es que hasta su muerte se intento utilizarlo políticamente, aunque se diga que la familia eligió la Casa Rosada. Una cosa es elegir entre varias opciones ofrecidas y otra es “pedir” y nadie lo hizo.
Como homenaje al ídolo futbolístico que fue, el publicista y pintor del Barrio de La Boca, Orlando Gallaro, le realizó en el día de su sepelio, el cuadro que ilustra esta nota.
Mg. Jorge A. De Gioia