Cuando no pueden solucionar los problemas internos de los países subdesarrollado como el nuestro y otros de Latinoamérica, los Presidentes y sus Ministros comienzan a creer que ellos pueden modificar la orgánica de los Organismos Financieros Internacionales, sin embargo predican en el aire, demostrando una vez más que no tienen el poder para cambiar nada y máxime si no pueden hacerlo en su propio territorio.
El mecanismo financiero que aplica el Fondo Monetario Internacional , el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y el Tesoro de Estados Unidos, es manejado desde los más grandes centros del poder capitalista mundial ubicado en Estados Unidos y por países con poder de veto.
Argentina y otros terminan haciendo un triste papel al pedir que el G-20 los apoye y que el FMI revise y modifique los recargos que aplica en los créditos que otorga sobre la tasa de interés básica o que el organismo extienda los Derechos Especiales de Giro para respaldar la reactivación de países medios y bajos.
La política de recargos ciertamente es desigual e impone condiciones más duras a los países que tienen condiciones de mercado más adversas, pero el problema central sigue ubicado en cada país que no alcanza a resolver sus problemas económicos internos, gastando más de lo que recauda o bien generando focos de corrupción e imposiciones tales que las empresas buscan otros lugares para radicarse y los capitales internacionales terminan siendo golondrinas que se capitalizan y fugan, dejando desastres económicos – financieros.
El F.M.I. prometió revisar sus políticas en 2021, aunque nunca indicó que va a favorecer con cuotas más bajas o menores intereses a países que como Argentina, siguen tratando de negociar fondos frescos y una extensión de su deuda a más largo plazo, por lo cual el gobierno Argentino va a depender de como salga en las elecciones legislativas de 2021, para mejorar su postura ante el organismo de crédito, dado que la toma de nuevo endeudamiento depende de la autorización del Congreso Nacional.
Asimismo, el titular de Economía manifestó en su disertación ante el G-20, que “la Argentina apoya plenamente una nueva asignación general de Derechos Especiales de Giro, que proporcionará fondos para las economías de ingresos bajos y medios que se necesitan con urgencia”. En esta línea, Guzmán aseguró que “el momento en que más se necesitan es ahora, por lo que debemos actuar con rapidez”, sin embargo los DEG implican préstamos con condicionalidades, que hasta este momento no han cambiado sustancialmente.
En cuanto a las asimetrías, lo que Guzmán no ve o no quiere ver, es que las economías entre países son desequilibradas y esto no es actual sino que se arrastra desde décadas y va a seguir igual, según el grado de industrialización que tenga cada uno y consecuentemente su capacidad productiva y exportadora, con menor dependencia de las importaciones, cuestión que en Latinoamérica, el único que logro avanzar es Brasil con una industrialización que casi nunca se paralizó, el otro país que no se cae es Chile, porque mantiene un lineamiento económico firme en el tiempo y de poca variación en los planes entre un gobierno y otro.