
Ser Senador o Diputado, significa, aparte de lo que implica el cargo como representación del “pueblo” o de “las provincias”, tener inmunidad, no ser tratado con igualdad ante la ley -como sucede con un ciudadano común- que ante un procesamiento judicial termina detenido y en una carcel, sin miramiento alguno, respeto de sus derechos o etapas procesales a seguir, directamente y con la minima prueba va preso, encima si no tiene para pagar un abogado defensor, que no es barato, queda adentro hasta que un defensor de oficial se digne atender su caso y llegar a un juicio abreviado, mientras tanto al caer en la cárcel, es violado, golpeado y robado por los propios detenidos, sin que ningún integrante del servicio penitenciario lo pueda defender, es decir no tiene Derechos Humanos, los perdió todos junto con su libertad y si fuese inocente de lo que se le acusa, hasta que pueda demostrarlo, sigue detenido.
Ya el proceso de maltrato comienza en los calabozos de las comisarías, donde la propia policía “los requisa, apalea y hacina”. De todo esto se salvan los políticos/as y funcionarios de toda clase y genero humano corruptos, que le roban al pueblo, por medio del erario público, miles de millones de dólares anuales, sin que se le mueva un solo pelo, se enriquecen ellos y toda su familia, asegurando a sus hijos por otra vida, mientras el pueblo de la Patria, en todas sus localidades y Provincias carece de obras de infraestructura, como pavimentos, salud, mejor escuelas y educación, bajos salarios y jubilados que se mueren de hambre, a los que les dan migajas por Decreto (15%, cuando un diputado, Senado o Concejal reciben entre 60 y 69%).
La justicia es casi inexistente, para muchos Fiscales y Jueces, tener un presunto culpable, soluciona el problema de una causa judicial que se cierra.
Claro que no para lo mismo con el Fiscal Diego Luciano y el fical Mola, que han leído, analizado y encontardo entre miles de desgrabaciones y declaraciones testimoniales, pruebas suficientes para llegar a la condena de Cristina Fernández de Kirchner y para poner a su hijo Maximo en el banquillo de los corruptos, máxime no pudiendo justificar su patrimonio de más de 400 millones de dólares, mal habidos por herencia o no, sigue el camino de corrupción marcado por su padre.
Ya no hay Lawfare, solo verso de quienes apoyan chorro y ladrones, desde varios ámbito de la política y de Justicia Legítima, temen perder la vaca que tienen atada, flaca, pero que sigue dando leche, claro no todos los políticos son iguales, pero los buenos y honrados, los que tienen moral y siguen representando al ciudadano común, son contados con los dedos de las manos, es igual con fiscales y jueces, no hay muchos probos y decentes.
Con inmunidad, dinero y el Estado a su disposición, ahora, abrumada por las pruebas y en camino de una condena segura, Cristina Fernández, ensaya la estrategia de recusar al Fiscal Luciani, por su presunta amistad con un juez del tribunal que la juzgará, esperemos que no le den lugar, ya demasiado extendió un juicio sonde esta claramente demostrado tal como lo indica Luciani en sus alegatos que junto a su esposo muerto, instalaron una red de corrupción mafiosa a nivel estatal y nacional, no solo abarco la Provincia de San Cruz, sino que se extendió a Provincia y Municipios de los tres niveles de gobierno, durante sus mandatos y aún gran parte de esa estructura sigue vigente, con personas y funcionarios millonarios a los cuales la Justicia no llega y no se sabe si llegara, ni cuando.
Argentina para salir, necesita un gobierno moralmente honesto, que combata la corrupción y una Justicia “Mani Pulite” como se dió en Italia contra la mafia, que no la extermino, pero la combatió largo tiempo terminando los capos muriendo en la cárcel, caso contrario no saldremos a la calle tranquilos y cuando la Justicia nohace lo que debe, aparecen los “justicieros” como en Quilmes, lo cual hay que evitar, legislando para un futuro mejor y no alejandose del sentir y sufrir ciudadano, cuando se llega a un cargo público, el que habría que desempeñar con honor y verdadero patriotismo, sin vender el alma al diablo.