Finalmente y tras un debate donde cada diputado dio cuenta de su postura, se aprobó por mayoría y se envió al Senado Nacional la Ley que quita la Cuarta Categoría del Impuesto a las Ganancias.
No esta este periodista en contra de ello, dado que ningún sueldo debería pagar un impuesto que es retrógrado aunque se cobre en muchos países del mundo, dado que la remuneración por trabajo no es ganancia, ni tampoco lo es una jubilación, al no ser ahorros acumulativos que generen más capital, el problema aquí es que lo que se da a unos pocos con esta eximición se le quita a otros que lo aportan en otros impuestos y al no haber una contrapartida en la baja del déficit fiscal, es decir los gastos superfluos del gobierno y de las cámaras legislativas, se tiene que emitir unos tres billones de pesos para cubrir esos gastos lo cual genera una bomba que nos llevará a la ecatombe económica, con una inflación fuera de control que puede explotarle a Sergio Massa o al que gane las venideras elecciones, dado que el nuevo tributo creado para altos ingresos superiores a quince sueldos, no alcanza.
Han hecho de esta ley, una causa mas para lograr el votos que se les escapa a muchos, en especial al oficialismo, pero también a Javier Milei que a pesar de hablar contra la generación de mayor inflación, en los hechos procede de manera inversa, bajo la pueril excusa del “liberalismos económicos”.
Como si eso fuera poco el negociado o la “rosca” interna derivó en la creación de cinco nuevas Universidades públicas, como la de las Madres de Plaza de Mayo, que será para imponer ideología y cubrir los cargos con allegados al Kirchnerismo, la de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (innecesaria con las que ya existen en ese ámbito), la de Pilar, Ezeiza ya la de Río Tercero, en Córdoba.
Estas Universidades podían crearse más adelante y no en un contexto económico desfavorable en el país donde millones de Argentinos no alcanzan a tener una buena comida diaria, implicando esto un agregado más al presupuesto nacional que debe derivar las partidas necesarias no solo para el plantel de personal que requieren estas nuevas casas de altos estudios para funcionar, sino también para la construcción de sus edificios, claramente en un periodo de campaña política se hace cualquier cosa menos beneficiar al otro, porque justamente es ese “otro” definido como “el pueblo” quién va a pagar los costos de estas decisiones que toman los políticos.