Columna de opinión de Jorge A. De Gioia
La realidad sigue dando cuenta que los políticos están encarando una lucha por llegar al poder del estado. En el caso de sergio Massa se ve claramente su intencionalidad de lograr posicionarse ante un Roberto Lavagna que no quiere ni entiende una interna, aunque tenga que someterse a la PASO para lograr un piso que le permita competir de cara a las presidenciales. Massa busca estar por encima y no ceder sus pretenciones, salvo que los votos ciudadanos lo hagan a un costado. En verdad ni uno ni otro, hoy dia, pasan de los 10 puntos porcentuales. Las encuestas pagas sirven para arreglar porcentajes a conveniencia.
En su alocución del 2 de abril, transmitida completa por Canal 24, se ha gastado una fortuna, que no sabemos de dónde sale, ni quienes la aportan, planteo diez puntos de un “Programa de Gobierno”. Esos puntos son repetidos de distinta manera y con algunos cambios, por todos los políticos en campaña y tienden a convencer primero a sus militantes, segundo a los jubilados y tercero a la ciudadanía que esta indecisa sobre a quién votar.
Es muy temprano para pensar en ello y la mente de las personas esta ocupada en cosas, por el momento más importantes.
El discurso de campaña, comenzó mal, atacando al grupo gobernante y con mentiras, no hay en el Conurbano Bonaerense una de cada cuatro familias viviendo cerca de un basural a cielo abierto. Tampoco en necesario pedir participación ciudadana para lograr un país mejor, cada uno de nosotros lo hace a su manera, cada día de nuestras vidas, el político no resigna nada, no acompaña y se olvida rápidamente de sus votantes.
La Prosperidad Inclusiva, primer punto que marcó como prioritario, incluye los otros nueve que mencionó, porque no se logra el primero, sin el décimo que es más y mejor trabajo, a su vez éste se relaciona con otros como ser un país seguro y justo, con la educación y el progreso y básicamente con un Estado eficiente y transparente.
Sin lo mencionado no habrá lucha contra la pobreza y desigualdad, ni protección a nuestros mayores, ni un país de iguales, una frase utópica porque ningún ser humano es igual, sino semejante. La igualdad debe ser de trato en todos los sentidos, por parte de cada organismo de Estado, en especial de la Justicia y debe alcanzar a los poderes de cada Provincia y Municipio, sin acuerdo previo esto no es posible y en Argentina siempre primo el desacuerdo.
Una Argentina sostenible y Federal. Mientras los políticos hablen de “Programas” y mencionen títulos vacios de contenido, la Argentina esta sostenida de un hilo, por el momento el del Fondo Monetario Internacional, al que si se deja de pagarle, nos caemos al abismo, por falta de producción propia y dónde exportarla, si nos cierran los mercados internacionales.
La argentina Federal, ya esta diseñada en nuestra Constitución Nacional, hay que cumplir con la justa distribución del Ingreso Nacional. Ahora sin producción, no hay ingreso, no crece el PBI y por tanto no hay repartos igualitarios. No dijo con que dineros van a incentivarla.
El discurso cuasi populista de Massa, no ha contenido un Programa, sino títulos que se repiten en la historia argentina, sin aclararse como, cuando y con que fondos o inversiones se van a ejecutar, ni en que tiempo.
Para realizar algo que solo puso en la escena política debe modificar, en parte, la Constitución Nacional y muchas Leyes, algo que no podría lograr tan fácilmente y que no intentó hasta ahora a traves de sus legisladores como ser Ley de Transparencia; Código Penal y Procesal de la nación, Código de Minería, Ley de Impuesto a las ganancias; Leyes modificatorias de permanencia de Jueces y Fiscales; Jubilaciones de privilegio, Reforma del todos los sectores públicos de gobierno, Ley de cuidado medioambiental, Ley de Lucha contra el Narcotráfico, Ley de Inteligencia Interior; Ley de extinción de dominio y muchas otras que son tareas que sobrepasan a cualquier gobierno, sin contar con la actividad diaria que cada uno debe afrontar.
La culpa de lo que nos pasa, no es del ciudadano, tiene razón, es de los políticos que nos representan desde hace 50 años y que no han hecho nada para generar un país mejor. En cada etapa, cada gobierno nos ha hundido en la pobreza y la indigencia y cada uno de ellos repite viejas recetas, donde solo saben pedir que se los apoye, con nuevos sacrificios, con nuevas generaciones perdidas. No hay nada nuevo bajo el sol de esta Patria generosa, ni siquiera el rejunte de quienes cuando estuvieron en el poder no hicieron nada y tampoco van a hacer. Solamente les interesa sacar a un gobierno que no responde a sus inquietudes personales y a muchos los mueve el temor de caer presos.
La Argentina, fué fundida, quedamos como si hubiesemos salido de una guerra y hoy todos estamos pagando las consecuencias derivadas, para reconstruir la casa desde sus cimientos, con un oficial albañil, cuyo equipo comete errores y trata de corregir sobre la marcha.
La lucha hoy, es si cambiamos al oficial albañil y sus peones o no. Estamos ante la disyuntiva que inició los cimientos y va por las columnas y las paredes que sostendrán el techo, si cambiamos a quién dirige la obra y colocamos a otro, con seguridad que no la va a seguir igual. Va a cambiar gran parte o toda la estructura, fundamentándose en que esta mal realizada, nos va a pedir más dinero y aguante, lo que será mayores sacrificios, no solo individuales sino de toda nuestra familia, y si el nuevo genera otra falla en la construcción o realiza modificaciones al plano de obra, nos puede dejar definitivamente con el cimiento sin terminar y no nos quedaráa otra que hacer el contrapiso y colocar una carpa, porque nos llevaron al límite de nuestros esfuerzos y de nuestros recursos económicos.
Construir un país imaginario y verbalizarlo, sin tener en cuenta el contexto internacional y las obligaciones de los gobiernos en su relación con otros países y con los organismos de crédito Internacional, con los que se han firmado acuerdos de todo tipo, es poco serio, es tratar de posicionarse en forma individualista y egoista, como lo hace Massa y lo van a realizar los que le sigan en una campaña política, donde se utilizan recursos sucios como intentar meterles miedo a los ahorristas para generar una corrida bancaria mayor, que por suerte no lograron.
La gente no hace cola para retirar pesos y desbancarizarse como expresan los “terroristas económicos” ni para sacar sus dólares por el contrario, se mantiene bancarizada en forma normal y algunos renuevan sus plazos fijos, aprovechando una tasa mayor que los ayuda a no perder el valor de sus pesos.
Eso no quita que hasta octubre, algunos, vuelvan intentar con otras cuestiones sensibles, no quieren esperar que el ciudadano decida con su voto, que saben, no esta atado necesariamente a razones de tipo económico, aunque esta sea la de mayor peso relativo al tener que determinar a quién votar.