Como lo lee, el candidato opositor a la presidencia de la Nación Alberto Fernández, cada vez que habla con la prensa, genera mayor desconfianza en los mercados locales, en los inversores internacionales y en el Fondo Monetario Internacional.
Ya un error, es haber mencionado que un dólar a $ 60, estaba bien, después se desdijo y al otro día menciono que si estaba mas bajo mejor, se contradice sin pensar que sus opiniones fundadas o no deberían vertirse con cautela, para no seguir afectándo a quienes lo votaron mayoritariamente, para calmar a los mercados y a los financistas internacionales.
Sin embargo parece que es mejor tener dos minutos de micrófono y pantalla televisiva, pensando que asi su imágen crecerá aún más en cantidad de votantes, pero sigue generando problemas con sus declaraciones posteriores al encuentro con el FMI, donde hace responsable a éste y al gobierno de estado actual que llevo a una economía con dólar alto, inflación y recesión.
Nunca se ha hecho corresponsable de lo que sucede en el país, ni ha efectuado una autocrítica seria. Sus declaraciones irresponsables -aunque tengan fundamento- hoy disparo nuevamente el riesgo país y el dólar se llega a vender ya a $ 63, con todo lo que ello va a implicar, dado que también al intervenir el Banco Central, bajan las reservas.
Como se expreso en otra nota, se están retirando de a poco los dólares bancarizados y sigue la fuga de divisas al exterior, en tanto los plazos fijos en pesos que se retiran, se están volcando a la moneda estadounidense, a fin de cubrirse de otras medidas devaluatorias y preservar valores.
Los integrantes del FMI no se han quedado conformes con las declaraciones adversas de Alberto Fernández y podría peligrar el próximo desembolso hacia la Argentina, si no ven intencionalidad de pago de los intereses de la deuda contraída. Por tanto no se complica solo al gobierno actual, sino también al que pueda asumir el poder del Estado el 10 de diciembre, que se encontraría sin recursos para encarar acciones tendientes a sortear problemas económicos y sociales y volvería a devaluar el peso y buscar las formas de lograr una mayor recaudación impositiva, aumentando a la vez las retenciones al sector agricola -ganadero motor productivo del país, junto a una industria que hoy esta en picada, sin descartarse la nueva imposición del IVA.