
Si bien la oposición a Evo Morales ya había denunciado el fraude realizado por Evo Morales para mantenerse en el poder de la República de Bolivia, sin que el Tribunal Electoral moviera un pelo, para realizar un correcto conteo de votos emitidos y del control de sus emisores, se hizo necesario que se levantará una violenta protesta social y política para que Morales diera marcha atrás a sus pretensiones individualistas y llamará a nuevas elecciones con el fin de pacificar el país.
Hay que recordar que se sublevaron con justa causa, las fuerzas policiales que custodiaban la cas de gobierno y que la cúpula de las Fuerzas Armadas indicaron que no iban a reprimir la protesta popular, dado que había que respetar lo consignado en la Constitución Boliviana.
A esto se sumo el fallo de la Organización de Estados Americanos que afirmó el fraude electoral y aconsejo llamar a nuevas elecciones, lo que en el día de ayer se anuncio por parte del presidente. En este anuncio mencionó el relevo de sus cargos de los integrantes del tribunal Electoral, con el mismo fin: calmar los ánimos y no correr el riesgo de que Morales sea “arrasado” por la ira de sus contendientes políticos y gran parte del pueblo que le pedían la renuncia.
Para los ideólogos de la izquierda socialista pro marxista, se les cayó abajo otra utopía que es el giro de varios países Latinoamericanos a formas de gobierno generalmente populistas y de formas corruptas, de grupos que pretenden el poder por el poder mismo, que poco avanzan en políticas públicas que tiendan a la igualdad de derechos y a la inclusión social, objetivos lejanos que hacen que sus pobladores emigren a países como Argentina o Brasil en busca de nuevos horizontes, trabajo, educación gratuita y atención de la salud, servicios que debieran ser públicos y que en Bolivia y Venezuela, son arancelados, al igual que en Chile, tanto bajo el gobierno de Michele Bachelet (izquierda socialista) como el del actual Sebastían Piñera ( de derecha) que también soporta una revuelta popular dónde participan elementos subversivos de otros países Latinoamericanos que quieren sacarlo del poder.
Queda la incógnita a develar para el próximo gobierno Argentino de Alberto Fernández, con tendencia de izquierda populista, dónde no solo lo espera la puja interna por espacios de poder, si no que agregó la promesa a los sindicalistas más poderosos del país de hacerlos participar en su gobierno, a lo que sumará la recepción de una economía en recesión, una inflación que sigue acelerándose y un dólar que esta contenido, pero que se trasladó a los precios de la carne y todos los insumos de la canasta básica de alimentos, como a los medicamentos de primera necesidad, a varios servicios públicos y privados, esperándose otra liberación del precios de los combustibles para la semana que va del 11 al 15 de noviembre, sin contar la deuda externa e interna, las cuales se tornaron impagables.