Entre Alberto Fernández y Axel Kiciloff, juntamente a varios de sus aduladores que están aconsejándolos para que tomen medidas sin pies ni cabeza, están llevando al cierre a miles de comercios, cuyos propietarios no pueden recobrarse de las perdidas que les causa el mismo Estado Argentino, que por otra parte lo poco que les aporta a algunos, se los sacan en impuestos de todo tipo, esto les sucede a los situados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en toda la Provincia de Buenos Aires, sin excepción alguna. A los impuestos nacionales, municipales, de CABA, hay que sumarles los de los Municipios Bonaerenses, las presiones de la AFIP, de ARBA y de los dueños de los locales, cuando se trata de un alquiler.
Cualquier recorrida, al azahar sirve para ver la realidad: infinidad de locales cerrados con el cartelito de “SE ALQUILA”. En Argentina, país rico, pero empobrecido por los ladrones que se metieron en todo el ámbito político, solo vive el que no trabaja, mantenido por un pequeño sector que todavía paga impuestos o por el sector agrícola – ganadero que es expoliado, pagándosele un dólar a precio de miseria, que les sirve para mantener a gente que nunca trabajo con planes sociales, para evitar un desborde que le costaría demasiado caro al gobierno nacional.
Tienen claro que reprimir a los grupos de izquierda que se manifiestan sería el final anticipado, aunque tampoco pueden conformarlos: solo algunos grupos piqueteros que “apoyan” al gobierno, se mantienen en silencio, sacando la mayor tajada posible en planes sociales, subsidios o mantenimiento de sus comedores y toda otra dádiva que puedan imaginarse, por ello estos sectores no actúan, claramente sus dirigentes se enriquecen y sus seguidores reciben migajas que por ahora los mantiene quietos, aunque nada dura para siempre.
Hoy todos presionan para que les entreguen vacunas, son todos esenciales, saben que el gobierno prometió mucho y cumplió poco: diez millones de vacunas a la fecha no son para festejar. No están aplicadas más una cuarta parte, cuando a esta fecha ya deberíamos contar con mas de 15 millones de ciudadanos vacunados con una primera dosis muchos y otros con una segunda.
Los dirigentes piqueteros y sindicales, presionan porque intuyen que la situación empeora y buscan ganar terreno, como sea, perder afiliados es ir matando la vaca que les da leche. Puede cambiar un gobierno, pero ellos se alinean con el que venga y si no los aceptan generan las protestas extorsivas, caso de ejemplo: lo que hace Pablo Moyano, nadie lo detiene, nadie lo imputa, tiene impunidad para actuar como le venga en gana. Mal ejemplo para desalentar la inversión productiva y sucede solo aquí, en otro país hay libertad sindical, pero su accionar es un delito y ya estaría preso.
Como si lo mencionado no fuese suficiente a “poco seso” Kiciloff, se le ocurre imponer multas millonarias a los ciudadanos que detengan fuera del horario de “Estado de Sitio” establecido y pide a los Municipios que adhieran a la Ley, para realizar la misma tarea: detener, procesar y multar, llenando las fiscalías de un papelerío inútil, creándoles antecedentes penales a personas que no los tienen e imponiendo multas que no van a poder pagar.
La otra idea es la de controlar los ingresos a la Provincia de Buenos Aires, tomando la temperatura y pidiendo el permiso para circular, en un horario que no es el establecido en el decreto, parece que no se dió cuenta que el que ingresa, es porque vive en la Provincia, no en la Luna. ¿habrá ordenado que si tiene temperatura alta, lo deriven a la casa?, si finalmente es el lugar al que va.
Esta última medida solo sirve para alterar más el animo de la gente y no logra el objetivo final que es tratar de que el Virus no se expanda y se siga incrementando el número de fallecidos: para ello solo tienen que vacunar, vacunar y vacunar, sin pausa, usando el poco sentido común que parece quedarles.
Algunos me dicen que a Alberto se le complico todo por la pandemia, es cierto todo el mundo esta igual, pero aquí se prometió y no se cumplió con el porcentaje de vacunación prevista y se trato con los laboratorios intentando pagarles a plazo, cuando la argentina es deudora permanente de todos los organismos prestatarios, perdió con sus acciones la confianza mundial y si le aportan algo es por una cuestión de estrategias geopolíticas y enfrentamientos de las grandes potencias, en un mundo en el que se disputa una hegemonía de poder entre Estados Unidos, Rusia y China.
El problema real sigue siendo la incapacidad de manejar la pandemia y la economía a un año de cierre de actividades productivas, lo que obliga para comprar vacunas a irse quedando sin divisas (dólares) y a tener que emitir pesos para cubrir el grave problema interno que plantea el aumento de la desocupación por el cierre de empresas, el crecimiento de los índices de pobreza e indigencia y una inflación no esperada que sigue en ascenso, junto a un mercado del dólar marginal que comienza a meter presión y que el gobierno solo pudo parar gracias a una “mano amiga” que logro bajarlo diez pesos.
Sin esa mano amiga y la cantidad de bonos vendidos por el Estado, no había forma de pararlo, por no tener las reservas suficientes en el Banco Central de la Republica Argentina y tampoco recibir fondos frescos del Fondo Monetario internacional, al estancarse las negociaciones efectuadas por el Ministro de Economía Argentino, aún recurriendo al titular del Vaticano. el Capitalismo es lo que es y la Iglesia lo mismo, cada uno a sus zapatos.
Queda por resolver un viejo negociado con el Club de Paris, monto que gracias a Kiciloff, cuando era Ministro de Economía, se incrementó a sumas exorbitantes que Guzmán, tampoco pudo resolver.
Algo de este caos, sin duda es culpa de dos gobierno anteriores, uno dejo pobreza y corrupción, el otro la incremento aún más con deuda externa tomada sin activar la productividad ni incentivarla a nivel nacional y el actual la sigue empeorando con restricciones de todo tipo y hasta amenazas por parte de la Secretaria de Comercio.
Se hace lo que le es menos doloroso, lo otro seria bajar impuestos, buscar un aumento de la productividad, bajar el gasto estatal en todos los niveles políticos, en las propagandas y campañas de todo tipo y no gastar más que lo que se recauda.
Estamos en con un Estado deficitario, con tarifas congeladas desde 2019 y con sueldos que aumentan perdiendo con la inflación, a lo que se agrega el conflicto político interno, donde un Presidente no tiene poder para cesar a un Secretario, hay toda una cacerola a presión que cuando se destape va a generar un quiebre tal en el plano económico y social que van a seguir pagando los sectores productivos, los pobladores mas humildes y una clase media que desde hace unos años se esta empobreciendo cada vez más, solo quedaran exentos los ricos que cada día son más ricos y por supuesto una clase política, sindical y judicial que nunca pagaron los desmadres que generan todos los actores políticos.