En toda la República Argentina, sigue aumentando el índice de violencia de género, esta en diferentes modalidades, mayormente afecta a la mujeres y en menor medida a otros géneros como a hombres que son heterosexuales. Las estadísticas de la Corte Suprema de Justicia son claritas, ni vale la pena repasarlas. La Casa del Encuentro aunque con menor exactitud repite cifras parecidas.
¿Cuál es el problema?. Se Puede claramente culpar a los Organismos de un Estado demasiado expandido que en este aspecto y a pesar de tener un Ministerio que se debe ocupar de generar mejores y más actuales políticas públicas, no lo hace y cuando diseña alguna, sus objetivos a alcalzar se alejan de la realidad y de lo que sucede en el mundo moderno, con una Ministra que toda vez que habla se contradice y lo único que ha logrado – no solo el Ministerio, sino el Estado, en toda su dimensión- es colectivizar a las mujeres y a los diversos géneros, en grupos donde todos deben pensar igual y que mayormente se enfrentan a un presunto enemigo: el hombre como tal.
Bajo la imposición de la idea de la existencia del Patriarcado, el hombre es “machirulo, lascivo, violador, etc. etc., por tanto en general lo demonizan y lo cuestionan, cuando en el mundo moderno, la figura del patriarcado dejo de ser lo que era y hoy lo que hay son desigualdades sociales que no se solucionan por parte del Estado, con el diseño de políticas correctas, con educación, con apoyo, es decir con Programas Sociales concretos y cumplibles que generen igualdad de oportunidades para el género, en especial para la mujer.
Claro que no hay que engañarse, la igualdad de oportunidades, es también igualdad de derechos de todo tipo, compartir las labores domésticas y el tiempo libre. En otros aspectos se complejiza porque todo depende del nivel de estudios de cada ser humano, de sus practicas profesionales y conocimientos aplicados, del trabajo que se pretende conseguir, no todo son rosas sin espinas como lo pintan los colectivos de género que ni entre ellos se ponen de acuerdo.
Como se expreso antes no existe el patriarcado, existe el poder que se le confiere a un determinado hombre, mediante concesiones que no debiesen hacerse y las formas en que este aplica ese poder, sea por el cargo que tiene, por el dinero que posee o por la confianza que se le otorga.
La base de esta modalidad es la carencia de conocimiento, por tanto de educación y formación en lo que todos deberían conocer sobre la igualdad de derechos y el respeto que se debe tener para un otro que no piensa igual o que corporalmente no se siente de la misma manera.
No todos los hombres son violadores, ni asesinos, ni ejercen su poder más allá de lo que la mujer le permita, para ello el Estado tiene el deber y la obligación de protegerla.
Lo que hay que hacer para ir disminuyendo las violencias, es educar y educarse, desde el seno del hogar, sin dejarse envolver con la ideología del un patriarcado inexistente que convierte al hombre en el enemigo Nº1, para muchos colectivos feministas y fiscales que no investigan, como el caso del ex-gobernado Alperovich, el que parece inalcanzable y es un ejemplo de la impunidad que conceden los políticos y fiscales, victimizando aún más a la mujer afectada por sus acciones como abusador.
En el hogar, la Justicia, la política y la generación de Programas adecuados, esta la clave de todos los problemas que el Estado no logra resolver y que por su gran dimensionamiento esta ausente, al superponer sus acciones o no actuar correctamente para bajar los índices que afectan al género.
Considerar a todo hombre como enemigo, bajo la ideología patriarcal, solo genera más violencia, por tanto la otra forma es cambiar el discurso político de conveniencia, que no sirve más que para los adeptos que ciegamente repiten y mantienen un paradigma que ya no es.