Martín Guzmán ha tenido éxito con la reestructuración de la deuda que el país mantiene con los bonistas, bajo ley extranjera, llegando a un 99% del canje de la misma por nuevos bonos.
¿Es para festejar?. Para el actual partido político en el gobierno y sus allegados hay que reconocer que si, porque van a poder, por lo menos durante dos años volcar fondos a obras públicas, al sistema educativo y sanitario, como a grupos de riesgo -que no van a ser los jubilados- sino personas de bajos recursos que cobran planes sociales o están desempleados, aunque la ayuda no va a llegar a todos ni a todas.
A esas sumas que les quedan disponibles, le agregaran el llamado “impuesto a la riqueza” que lo fijan para fortunas de 200 millones de pesos y más, cuando la base podría haber sido más baja y partir desde los 50 millones de pesos, cuestión que no tocan porque hay funcionarios y políticos como miembros del poder judicial que serían afectados por una Ley que mantiene la idea de tocar algunos patrimonios y otros no, por razones de conveniencia y también ideológicas.
Podían, en lugar de imponerles mediante una ley a quienes más tienen, generarles un bono patriótico que pudiesen utilizar – como indico un economista- para pagar impuestos en un periodo predeterminado y con el fin de que sigan invirtiendo en la generación de fuentes de trabajo y no propiciar que dejen de hacerlo e inviertan fuera del país.
Incluyendo a estas grandes fortunas y a las más chicas que pueden partir de los 50 millones de pesos, sería una mejor opción y se recaudaría más del doble de lo que tienen pensado.
Hay que tener en cuenta que la reestructuración de la deuda solo consistió en aceptar la propuesta de los acreedores para no entrar en Default y que la misma “se pateó hacia adelante”, como ya se dijo en otra nota, toda la carga de deuda a pagar la recibirá otro gobierno, sea o no del mismo signo político.
Por tanto no debe quedar en un eufemismo el concepto de “crecer” como indicó el actual presidente de la Nación, porque de él y sus políticas, de hoy en adelante, depende la construcción de un futuro mejor para millones de argentinos y del desarrollo del país y sus industrias, tiene una sola oportunidad de generar confianza y reactivar la economía, para entregar de aquí a tres años su gobierno con reservas suficientes para comenzar a afrontar los pagos de los nuevos bonos, pero también la deuda externa generada con el Fondo Monetario Internacional por el gobierno de Mauricio Macri, una deuda que también será reprogramada, si el gobierno presenta un Plan Económico confiable ante el organismo mencionado que le permita insertarse en un mundo desarrollado o bien seguir al margen del mismo, generando una pobreza estructural mayor.